Trabajar desde un coworking tiene muchas ventajas: buena infraestructura, cero preocupaciones de mantenimiento, mayor flexibilidad y contacto con otros profesionales. Pero también puede tener un lado exigente, que puede agotar si no se gestiona bien.
Este artículo te da claves concretas para evitar el agotamiento y aprovechar el coworking sin quemarte en el intento.
Convierte la flexibilidad en estructura
Uno de los mayores beneficios del coworking es que puedes elegir dónde y cómo trabajar: espacios abiertos, salas privadas, zonas tranquilas, salas de reuniones… Pero esa flexibilidad no sirve de mucho si improvisas constantemente.
Una buena práctica es planificar tu jornada según el tipo de tarea. Si necesitas concentración, utiliza una sala silenciosa o una zona de baja circulación. Si tienes llamadas o reuniones, usa una sala adecuada o la cabina insonorizada. Si trabajas en equipo, opta por espacios colaborativos. Cambiar de ambiente a lo largo del día puede ayudarte a mantener la atención y evitar la monotonía.
Protege tus horas de trabajo profundo
Uno de los errores más comunes entre emprendedores y equipos pequeños es estar disponibles todo el tiempo. Contestan mensajes sin parar, agendan reuniones a cualquier hora y viven apagando incendios. A largo plazo, eso desgasta y reduce la capacidad de concentración.
Es fundamental reservar bloques de tiempo para avanzar en las tareas más importantes, sin interrupciones. Defínelos como “no disponibles” y cúmplelos. También puedes ayudarte con auriculares para reducir distracciones. La concentración no ocurre por casualidad: se protege.
Socializa con equilibrio
Los espacios de coworking son muy sociales. Hay movimiento, charlas, eventos y muchas oportunidades de conocer gente interesante. Eso es positivo, pero puede volverse contraproducente si te pasas gran parte del día atendiendo conversaciones espontáneas.
Aprende a marcar tus propios límites. No tienes que participar en todo ni estar disponible para hablar en cualquier momento. Puedes establecer momentos del día para interactuar, como durante el café de media mañana o en eventos puntuales. Saber cuándo conectar y cuándo enfocarte es clave para mantener el equilibrio.
Haz pausas reales
El agotamiento muchas veces no viene por exceso de trabajo, sino por falta de descansos. Si pasas horas seguidas frente a la pantalla sin levantarte, ni moverte, tu cuerpo y tu mente lo notan. Las pausas no solo ayudan a evitar el cansancio, también mejoran el rendimiento.
Haz pausas breves cada dos o tres horas. Camina un poco, sal al aire libre si puedes, cambia de sala o simplemente tómate unos minutos para desconectar. La variedad de ambientes no es solo decorativa: puede ayudarte a resetear tu energía.
No conviertas tu casa en la segunda oficina
Una ventaja del coworking es que te permite separar el trabajo de tu vida personal. Pero si al llegar a casa sigues contestando correos o avanzando tareas hasta la noche, no estás desconectando: estás alargando tu jornada sin descanso real.
Pon una hora de cierre. Define un final claro para tu día laboral, y cúmplelo. Si algo queda pendiente, anótalo y retómalo al día siguiente. Emprender o liderar un equipo requiere energía sostenida, y no puedes mantenerla si no tienes tiempo para recargar.
¿Necesitas un espacio que se adapte a tu ritmo?
En nuestro coworking entendemos que cada jornada es distinta. Por eso ofrecemos salas diseñadas para cada tipo de tarea, desde el enfoque total hasta la colaboración creativa. Si estás buscando un lugar donde puedas trabajar con flexibilidad, sin caer en el agotamiento, ven a conocernos.
Tu negocio crece mejor cuando tú trabajas bien.