1. Elegir un lugar adecuado
El espacio de coworking tiene distintas áreas y no todos los entornos son ideales para todas las tareas.
Por ejemplo si tienes que hacer una videollamada, es mejor hacerlo en un entorno como la cabina insonorizada que en un espacio común, o si tienes tareas mas ligeras puede resultar mas cómodo realizarlas en una zona común que en una aislada
2. Establece una rutina
Uno de los mayores atractivos del coworking es la libertad de horario. Sin embargo, esa misma flexibilidad puede volverse un problema si no tienes una estructura clara.
Define un horario aproximado de entrada, pausas y salida. Esto no solo mejora tu productividad, sino que también refuerza tu compromiso contigo mismo y con tu proyecto.
3. Planifica lo que vas a hacer antes de empezar
No llegues al coworking sin rumbo. Dedica 5 a 10 minutos al inicio del día para definir tus tareas prioritarias. Puedes hacerlo en una libreta o en herramientas digitales como por ejemplo Google Calendar.
Si trabajas en equipo, usa esa planificación para coordinar mejor con tus compañeros, asignar tiempos y evitar duplicaciones o malentendidos.
Planificar no es perder tiempo si no prepararte para no perderlo después
4. Gestiona las distracciones y mantén el foco
El entorno compartido puede ser muy estimulante, pero también hay más movimiento y conversaciones que en casa. Aquí es clave tener herramientas o rutinas para gestionar la atención:
- Auriculares con cancelación de ruido.
- Técnica Pomodoro (25 minutos de trabajo intenso + 5 de descanso).
- Aplicaciones para bloquear notificaciones mientras trabajas.
La concentración es una de las cosas mas importantes a la hora de trabajar
5. Conecta con otros, pero sin romper tu ritmo
El coworking también es un lugar para hacer networking, compartir ideas y conocer a otros profesionales. Estas relaciones pueden convertirse en colaboraciones, oportunidades o simplemente en un apoyo emocional muy valioso.
Eso sí: busca momentos adecuados para socializar (por ejemplo, la hora del café o eventos internos), sin interrumpir tus bloques de trabajo.
Equilibra productividad y comunidad. Ambas cosas pueden convivir.
6. Haz pausas activas y conscientes
Pausar no es sinónimo de perder el tiempo. Todo lo contrario: el cerebro necesita descanso para seguir rindiendo bien. Asegúrate de hacer pequeñas pausas cada cierto tiempo:
- Levántate y estírate.
- Da una vuelta por el espacio.
- Tómate un café o un refresco
Las pausas activas te ayudan a prevenir el agotamiento mental.
7. Revisa tu semana y mejora tu estrategia
Al final de la semana, dedica unos minutos a revisar cómo fue tu desempeño:
¿Qué tareas te llevaron más tiempo? ¿En qué momentos fuiste más productivo? ¿Hubo distracciones que podrías evitar?
Si trabajas en equipo, haz una mini reunión semanal para alinear objetivos, ajustar tiempos o compartir aprendizajes. Este hábito te ayuda a tomar decisiones más conscientes y a mejorar continuamente tu forma de trabajar.
No es solo trabajar más, sino trabajar mejor.
Conclusión
El coworking no es solo un lugar con sillas y WiFi. Es una herramienta poderosa si sabes usarla bien. Adoptando estos hábitos, puedes convertir tu jornada laboral en una experiencia mucho más eficiente, enfocada y enriquecedora.
Ya seas emprendedor o parte de un equipo pequeño, trabajar en un entorno compartido te ofrece el equilibrio perfecto entre estructura, comunidad y flexibilidad.